Pearl Harbor, historia de un ataque anunciado

 

Pearl Harbor, historia de un ataque anunciado

El ataque japonés a la base aeronaval de Pearl Harbor y a las instalaciones militares de la isla de Oahu el 7 de Diciembre de 1941 fue el episodio final de un ataque anunciado.

El del 7 de Diciembre de 1941 fue el tercer raid por sorpresa realizado sobre el fondeadero de la Flota del Pacífico de los Estados Unidos, la principal diferencia sobre los anteriores es que este fue real, mientras que los dos anteriores fueron ejercicios simulados que paradójicamente también lograron la total y completa sorpresa sobre los defensores, y como dice un viejo y muy conocido dicho popular: “No hay dos, sin tres”.

Tampoco fue para el bando japonés la primera vez que se formulaba la teoría de un ataque aeronaval sobre la base estadounidense de su Flota del Pacífico - plan diseñado por el Almirante Yamamoto el 7 de Enero de 1941-, pues otros dos oficiales japoneses ya comentaron la necesidad de este ataque ante un posible conflicto entre el Japón y los Estados Unidos por el dominio del Pacífico y Asia.

En 1928 el entonces Capitán de Corbeta Ryunosuke Kusaka, profesor de la escuela de Estado Mayor de la Armada y que el 7 de Diciembre de 1941 sería el Jefe de Estado Mayor de la Kido Butai, ya preconizó durante ese curso que la principal acción de la Armada en un hipotético conflicto bélico con los Estados Unidos, debería ir encaminada al ataque por sorpresa de la Flota del Pacífico en su fondeadero de Pearl Harbor.

En 1940 cuando la Flota Estadounidense del Pacífico fue destacada permanentemente a las islas Hawai; un joven y brillante oficial Japonés, el Capitán de Fragata Kuroshima, jefe de operaciones de la Rengo Kantai elabora en la academia naval un atrevido y revolucionario plan de ataque a Pearl Harbor, nadie lo tiene en cuenta salvo Yamamoto que lo usará para su propio plan.

En Febrero de 1932 la Flota Estadounidense del Pacífico realizó el denominado “Fleet problem 14”, un ejercicio naval en aguas de Hawai al mando del Almirante Shofield. Como colofón al ejercicio el USS Saratoga debería atacar con sus aparatos el fondeadero de Pearl Harbor, los defensores en teoría estaban alertados y decidieron tomar medidas al respecto que incluían búsquedas aéreas en la zona, pero los aparatos del USS Saratoga aparecieron de improviso sobre la flota fondeada en Pearl mientras que los aparatos de búsqueda fallaban en localizar al solitario portaaviones.

Aquello supuso un jarro de agua fría sobre quienes defendían la teoría de que un ataque por sorpresa era imposible, en la base había en ese momento 38 aparatos de reconocimiento de largo alcance que se consideraban suficientes para detectar al enemigo que se aproximara para un ataque. Después del ataque se reforzó la fuerza de reconocimiento y se mantuvo la teoría del fracaso de un ataque por sorpresa.

En 1936 los Almirantes Estadounidenses defensores del poder aéreo prepararon un nuevo raid sobre la base, esta vez el ejercicio fue preparado en secreto y se mantuvo a las fuerzas de Oahu desinformadas, de nuevo el USS Saratoga sería el encargado del ataque sorpresivo y otra vez consiguió un éxito total al coger completamente por sorpresa a las defensas de la base. Este segundo éxito no sirvió para que se tomaran medidas de excepción que garantizaran definitivamente la imposibilidad de repetir un ataque semejante por una fuerza propia o enemiga, puesto que en 1940 el comandante en jefe de la Flota del Pacífico, Almirante Richardson, fue destituido por el presidente Roosevelt a causa de las diferencias encontradas en como se debería usar la Flota en el Pacífico; en su lugar se colocó al Almirante Kimmel un jefe más dócil y manejable salido de un oscuro despacho, pero con una buena reputación como oficial táctico de operaciones.

Este trató de llevar a cabo las reformas necesarias para dar una mayor seguridad a la Flota fondeada en puerto, pero siempre chocaba con las contradictorias órdenes de Washington y simplemente se dedicaba a realizar su labor lo mejor que podía con lo que tenía bajo su mando, y a menudo chocaba con la impulsividad de su comandante de portaaviones: Vicealmirante Halsey.

Otra de las causas que favorecieron el ataque Japonés fue la inoperancia a nivel superior de la interrelación en cuanto a la defensa de la Flota en puerto. El protocolo mandaba que mientras la Flota permanecía en puerto su seguridad y defensa estaba en manos del Ejército, hecho que exasperaba a los mandos de la Armada por la clásica rivalidad interarmas, pero paradójicamente la búsqueda aérea seguía en manos de la Armada mediante sus hidros PBY “Catalina”. Se decidió en una reunión interdepartamental en Marzo de 1941 a la que asistieron el Almirante Bloch, General Short, General Martín y Almirante Bellinger, que los hidros deberían realizar patrullas de larga distancia hasta las 420 millas de Pearl en los 360º, pero hasta el 1 de Diciembre de 1941 no se llevaron a cabo ninguna y paradójicamente el viernes 5 de Diciembre fueron canceladas todas hasta el lunes 8. Si se hubiera mantenido la patrulla vespertina del norte, el sábado 6 se hubiera localizado a la fuerza de Nagumo en su limite máximo de patrullaje.

En esta reunión el General Martín expuso la idea de reforzar la vigilancia aérea con bombarderos B-17 de largo radio de acción, que podían llegar hasta las 800 millas pero el número expuesto para poder llevarlo a cabo, 180 bombarderos B-17, superaba con creces el número de estos aviones construidos hasta la fecha. Aun así dudaban los Almirantes que los pilotos del Ejército a los mandos de los B-17 fueran capaces de orientarse en el mar sin ninguna referencia terrestre durante cientos de millas.

Otro ejemplo de la inoperancia de la defensa la tenemos con los radares que empezaron a ser instalados en Oahu desde 1937. Estos aparatos estaban bajo el mando del Ejército y solo permanecían en línea unas pocas horas al día, precisamente las más peligrosas: las del amanecer; desde las 0400 horas hasta las 0700. Pero no había ningún departamento específico para coordinar los informes de los radares con el resto de las fuerzas de defensa.

Así pues en la madrugada y primeras horas de la mañana del 7 de Diciembre de 1941, los distintos incidentes que podían haber alertado a los defensores de la base fueron desestimados y lo peor de todo es que las alertas de la Armada no fueron transmitidas a la defensa del Ejército, así como las alertas del radar de Opana no fueron notificadas a la Armada. Probablemente un mando único de la defensa que hubiera gestionado los distintos avisos de incidencias, que empezaron a producirse desde las 0400 de la madrugada del 7 de Diciembre hubiera cambiado el curso del ataque Japonés a Pearl Harbor.

José Miguel Fernández Gil
"Alm. Yamamoto"
alm_yamamoto@hotmail.com
Julio 2004

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