Los últimos días del Japón invicto

 

Los últimos días del Japón invicto
12 de julio - 2 de septiembre de 1945

El 12 de julio de 1945 se inicia el calvario final del Japón en la 2ªGM: el Emperador Hiro Hito llama a su presencia al Príncipe Fumimaro Konoye y le encarga una misión de vital importancia y además con carácter urgente y secreto: debía dirigirse a Moscú y entrevistarse con Stalin. Su misión era aceptar las mejores condiciones para la capitulación del Japón.

El Ministro de Asuntos Exteriores Japonés, Shigenori Togo, cablegrafía a Sato (el embajador japonés en Moscú) ese mismo día, dándole las instrucciones de recibir al Príncipe Konoye como embajador plenipotenciario de Su Majestad ante Stalin. En el telegrama le indica que aunque su majestad desea el restablecimiento de la paz de los hombres se ve abocado a la guerra total mientras británicos y estadounidenses no den muestras de ceder en la rendición incondicional.

Rápidamente Sato solicita una reunión con Molotov para presentar la propuesta japonesa, pero los soviéticos, al fin liberados del Nazismo en Europa, tienen sus propios planes en extremo oriente. El día 13 de julio el secretario de Molotov recibe al embajador japonés y le indica que no podrá reunirse con Molotov ni Stalin hasta que ambos regresen de la Conferencia de Postdam, que se celebrará a partir del 17 de julio.

Durante la Conferencia de Postdam Stalin juega sus bazas y en cuanto al tema japonés juega con dos barajas, mientras mantiene informados a los demás lideres aliados de la petición japonesa de modificar los términos del armisticio, informa a los enviados japoneses en Moscú que los líderes aliados están preparando una nueva declaración sobre la guerra en el Pacífico.

En Japón se empieza a respirar un aire de esperanza, es probable que los aliados habiendo derrotado a Alemania y tras 4 años de sangrienta lucha en el Pacifico, acepten poner fin a la guerra mediante negociaciones diplomáticas. El Gabinete del Primer Ministro Almirante Kantaro Suzuki se halla dividido entre los ministros y jefes del consejo militar que abogaban por la paz a cualquier precio y los que querían continuarla hasta las ultimas consecuencias.

El Primer Ministro Kantaro Suzuki, el Ministro de Asuntos Exteriores Shigenori Togo, el Vicepresidente del Consejo y Ministro de Marina Almirante Mitsumasa Yonai eran los máximos exponentes de la paz; por el contrario el Ministro de la Guerra General Kosei Anami y los dos jefes del Estado Mayor Imperial General Yoshijiro Umezu y Almirante Soemu Toyoda eran los partidarios de continuar.

Finalmente la burbuja explota el 26 de julio de 1945, cuando a través de las emisoras de radio aliadas se da a conocer el ultimátum al Japón. Este no fue enviado al Gobierno Japonés, y se puede resumir en lo siguiente: rendición inmediata e incondicional. El ultimátum concluye con la sentencia de muerte al Japón, pues si este no acepta será totalmente destruido y arrasado. En Tokio estalla una auténtica debacle y los partidarios de la guerra endurecen la presión sobre los pacifistas. Suzuki el 28 de julio, con los nervios crispados, es asaltado a la salida de su despacho por periodistas internacionales que quieren saber la postura japonesa sobre el ultimátum. El Primer Ministro empieza a balbucear y hace una declaración que sellará la suerte para Japón: “El Gobierno Japonés tiene la intención de ignorar tal declaración......”

Aquella misma tarde después de comprender el alcance de tales palabras se envía una nota de prensa a todas las delegaciones de noticias en Tokio, se intenta suavizar la situación mediante una rectificación: “El Gobierno Japonés no quería hacer comentarios hasta no recibir la notificación oficial”. Truman supo de las declaraciones de Suzuki estando en Postdam, y ya había dado las órdenes oportunas para el bombardeo atómico del Japón pero esperaba la respuesta japonesa para dar la orden final. Esta se produjo horas después de tener conocimiento de las palabras de Suzuki. Hiroshima y Nagasaki junto a sus habitantes tenían los días contados.

Las grandes ciudades japonesas se asemejaban a las alemanas en los días del verano de 1945. Encabezadas por Tokio, que fue arrasada durante los días 9 y 10 marzo de 1945 bombardeada por los aparatos del XXI Grupo de Bombardeos con base en las Marianas con bombas incendiarias, las casas construidas en su mayoría por madera ardieron descontroladamente y fue arrasada un área de ¡¡¡¡¡¡41 kilómetros cuadrados!!!!!! Las ciudades de Nagoya, Kobe, Kure, Osaka (la segunda ciudad en aquellos momentos más destruida de Japón con 21 kilómetros cuadrados devastados), Shizuoka o Sasebo estaban destruidas en una media del 55% de su extensión y un área media de entre 7 y 9 kilómetros cuadrados. Los bombardeos estratégicos sobre el Japón fueron inaugurados el 14-15 de junio de 1944, cuando aparatos del XX Grupo de Bombardeos dotados de los primeros B-29 partiendo desde Calcuta (India) y haciendo escala en Chentu (China), bombardeaban en el máximo radio de acción que eran capaces, la ciudad de Yawata (Kyushu) destruyendo la Factoría Imperial de Hierro y Acero. Cuando en octubre de 1944 se estableció el XXI Grupo de Bombardeo en Saipán, las superfortalezas volantes B-29 tenían a todo su alcance el 70% del territorio metropolitano japonés a excepción de la isla de Hokkaido. De todas formas esta isla no se salvó, pues fue bombardeada por los aparatos embarcados de la US. Navy.

El mes de julio de 1945 fue desastroso para los pocos buques que aun estaban a flote de la Nihon Kaigun. La Task Force 38 realizó varios raids aéreos en los fondeaderos donde se hallaban estos buques, destruyendo completamente la mayoría de los buques mayores. Mientras tanto en Saipán llegaban las bombas atómicas. Los objetivos designados para ellas estaban entre estas 4 ciudades: Hiroshima, Kokura, Niigata y Nagasaki. El 2 de Agosto de 1945 en pleno Atlántico el Presidente Truman a bordo del crucero pesado USS Augusta regresando desde Postdam a Washington D.C., da la orden definitiva, se lanzará la primera bomba el 6 de agosto de 1945.

La fotografía muestra un grupo de mujeres ataviadas con el uniforme clásico de los bomberos japoneses, haciendo un simulacro de incendio. Los métodos rudimentarios que empleaban hizo de este cuerpo un elemento ineficaz, debido a que todas las casas eran de madera y las bombas incendiarias lanzadas eran muy profusas. En general se veían impotentes para apagar los incendios.

El 6 de agosto de 1945 el B-29 llamado “Enola Gay” vuela en una formación de tres aparatos en dirección a Hiroshima, en su lista de objetivos aparecía otro nombre: Kokura, si la primera ciudad aparecía cubierta de nubes, sería Kokura la que recibiría la bomba. Un grupo de 2 aviones precedía al grupo atómico los cuales eran sendos B-29 de reconocimiento: uno volaría sobre Hiroshima y el segundo sobre Kokura. Poco después de las 0800 (hora EEUU) se recibe el informe del “meteo” de Hiroshima: el objetivo está libre de nubes; así pues la suerte está echada y a las 0915 (hora EEUU) sale el ingenio atómico del vientre del “Enola Gay” sobre Hiroshima. En la ciudad eran las 0815 y hacía una hora aproximadamente que habían sonado las sirenas de alarma aérea, pero los aviones no habían arrojado sus explosivos por lo que los ciudadanos volvían a su vida normal, cuando una tremenda explosión hizo desaparecer de un solo golpe el 98% de la ciudad y cerca de 70.000 de sus habitantes.

En Tokyo en un despacho subterráneo del Ministerio de Marina el teléfono sonó a las 0830. El Capitán de Fragata Okumiya (comandante en jefe naval de la defensa antiaérea del Japón) descolgó el aparato y al otro lado de la línea estaba el Capitán de Fragata Hiroki del Arsenal de Kure. Le llamaba para informar que sobre la ciudad de Hiroshima podía verse un inmenso hongo de humo que se veía perfectamente desde su puesto a más de 20 kilómetros de Hiroshima. También le informaba que nadie respondía al teléfono en la ciudad, era como si hubiera desaparecido. Aquella mañana el teléfono no dejó de sonar en el Ministerio de Marina. Todo el mundo quería saber que había ocurrido en Hiroshima. Hacia las 1100 vuelven a recibir una llamada desde Kure: Hiroshima está en llamas, es un auténtico caos y los supervivientes escapan como pueden.

Hiroshima antes de la explosión atómica...

Hiroshima luego de la explosión atómica...

El 7 de agosto Okumiya se traslada hasta la ciudad de Hiroshima, llegando al caer la tarde cuando los restos de la ciudad seguían ardiendo. Se hace la noche en las afueras y el 8 de agosto penetra en la ciudad; el espectáculo es inenarrable y Okumiya siente que se le revuelve el estómago. En la noche del 7 al 8 de agosto en Japón se recibe desde las emisoras de los EE.UU. el comunicado oficial del bombardeo: Truman informa al pueblo estadounidense que se ha lanzado una bomba atómica sobre Hiroshima y la ciudad ha quedado completamente arrasada.

El 8 de agosto a las 0900 de la mañana un joven oficial de Marina recoge al doctor Yoshio Nishima, Director del Instituto de Investigaciones Físicas y Químicas -quien había publicado en Japón varios trabajos y artículos sobre la fisión nuclear- y lo trasladan a Hiroshima junto a su material de laboratorio. El profesor y doctor Nishima, quien era conocido en occidente por haber participado en algunas conferencias sobre la fisión nuclear, comenzó su trabajo de campo en Hiroshima realizando recogida de muestras medición de la radiación y medición del área afectada. 48 horas después regresa a Tokyo con sus cálculos, que eran completamente idénticos a los esperados por los EE.UU. pues llega a calcular correctamente la potencia y altura de la explosión.

El 10 de agosto en una reunión secreta en Tokyo de varios expertos en el tema, todavía se niegan las evidencias y el comunicado oficial se resume a:”Bombas de un modelo inédito......causado graves daños”. Nishima recibe la orden de no hacer comentarios ni hablar de la energía nuclear. Finalmente se acepta declarar que fue una bomba de aire líquido. En Moscú al recibir la noticia se hace una segunda lectura de la misma: ”cualquier intento soviético de romper por la fuerza el Statu Quo alcanzado en Postdam será respondido de la misma forma que en Hiroshima”.

El 8 de agosto de 1945 el embajador Japonés en Moscú, Sato, es recibido por Molotov y le comunica que no hay negociaciones individuales por parte soviética. Además le comunica una terrible noticia: Stalin ha ordenado la invasión de Manchuria para restablecer rápidamente la paz y acabar de forma tajante esta inútil sangría. Sato completamente abatido se dirige a la Embajada Japonesa e intenta comunicarse con Tokyo, pero la censura soviética retarda la salida del mensaje que no llegará hasta Tokyo el 9 de Agosto, y que será recibido por Suzuki en medio de una reunión del Gabinete.

A las 1000 del 9 de agosto durante una reunión del Gabinete de Guerra presidido por Suzuki y a la que asisten entre otros los ministros de Marina, Guerra y Exteriores: Almirante Yonai, General Anami y Togo respectivamente; además del General Umezo por parte del Ejército y el Almirante Toyoda por la Marina. Se discute la aceptación del ultimátum de Postdam al que el Emperador da su aprobación. La conferencia se interrumpe a las 1300 pues han llegado varios mensajes urgentes: uno para el Primer Ministro, el segundo para el General Umezo. El primero informaba de un nuevo bombardeo atómico sobre Nagasaki, el segundo que las tropas soviéticas han irrumpido a través de la frontera de Manchuria y avanzan hacia Harbin sin poder ser contenidos. Se produce una desbandada sin haber tomado una decisión pero por la tarde llega un anuncio: Su Majestad acaba de ordenar una reunión conjunta del Gobierno y del Gabinete de Guerra en el Palacio Imperial para las 2400, era el fin.

En un despacho subterráneo junto a la biblioteca Imperial se reúne el Gobierno en presencia de Su Majestad y del secretario particular de éste, Barón Hiranuma. El protocolo prohíbe que los presentes se dirijan directamente al Emperador por lo que la presencia del Barón es necesaria: el Emperador hablará por su boca. La reunión empieza con un tono agrio e inaudito pues están en presencia del Emperador. Suzuki defiende a capa y espada la aceptación del ultimátum estadounidense, los militaristas la continuación de las hostilidades hasta el fin costase lo que costase. Hacia las 0200 de la madrugada del 10 de agosto Suzuki decide cortar por lo sano, rompiendo el protocolo se levanta y con lágrimas en los ojos se dirige al asiento que ocupa Hiro Hito, haciendo una reverencia pero sin levantar la vista del suelo y con los ojos llenos de lágrimas, le suplica al Emperador que de su parecer: Hiro Hito está de acuerdo, ordena la rendición.

Rápidamente se levanta la sesión, el Ministro de Asuntos Exteriores acompaña al Primer Ministro al despacho de este último y redactan dos cartas, una al Gobierno Sueco y otra al Gobierno Suizo. En ellas el Japón acepta los términos de la rendición incondicional, ¿incondicional?.... la carta lleva un añadido en que el Gobierno Japonés pide garantías para el estatuto de Su Majestad, las cartas son enviadas a sus destinatarios. El 12 de agosto se recibe la contestación estadounidense, aunque esta fue hecha el 11 pero no llegó hasta el día siguiente a Tokyo, el encargado suizo la entrega a las 0800 al Gobierno japonés: los Estados Unidos reiteran los términos del ultimátum y añaden “en el momento de la rendición la autoridad Imperial y la del Gobierno Japonés, quedarán supeditados al mando supremo de la fuerzas aliadas”.

Consternación en el Gabinete: la carta es demasiado vaga en referencia a la continuación de la Monarquía. Nueva reunión del Gobierno y siguen los desacuerdos, los militaristas se aferran a la falta de una respuesta concreta al estatuto Imperial para no aceptar. Unilateralmente Truman ordena el cese durante 24 horas del bombardeo sobre Japón, pero éstos se reanudan el día 13, y también las reuniones del Gobierno que transcurren a lo largo del día sin lograr acuerdos. El 14 de agosto el Emperador reúne de nuevo el Gobierno en su presencia, y muy emocionado y con lágrimas en los ojos acepta la última propuesta estadounidense. La respuesta llega a Washington a las 1600 del 14 de agosto. Esta decisión es demasiado seria y dolorosa por lo que Hiro Hito decide que solamente él la puede anunciar al pueblo. Por primera vez en la historia del Japón el Emperador se dirigirá a su pueblo. Esa misma noche el Emperador graba su mensaje en un disco.

Un campesino japonés mira sus campos destruidos en lo que fue la ciudad de Hiroshima. Desconoce que la radiación lo envuelve todo...

Los militaristas aun no han dicho su última palabra: un grupo de oficiales fanáticos asalta el Palacio Imperial para tratar de hacerse con el disco, pero la Guardia Imperial rechaza el asalto y su jefe, el General Mori (Comandante en Jefe de la Guardia Imperial) es asesinado. Cuando a media noche llega la noticia del fracasado intento de asalto, el General Anami se abre el vientre, tardó tres horas en morir. El día 15 de agosto todas las emisoras de radio del Japón anuncian una alocución importante para las 1200, el Emperador se dirigirá a la nación. Se ordena a todo el mundo estar pendientes y el cese de todas las actividades durante la alocución: A nuestros leales súbditos...la guerra no se ha desarrollado favorablemente para el Japón.....Que toda la Nación entera continúe unida, unida como una sola familia, de generación en generación....reunid vuestras fuerzas para la construcción de futuro. Que la nobleza de espíritu, sea, como hasta ahora, el objetivo de vuestro espíritu........”. El pueblo Japonés queda anonadado, solamente la voz del Emperador hace que crean en lo cierto: la guerra ha terminado, el Japón se ha rendido.

Ese día empiezan los suicidios frente a las puertas del Palacio Imperial de militares y políticos de extrema derecha, y grupos de fanáticos empiezan a formar unidades Kamikaze para enfrentarse a los estadounidenses, que rápidamente son disueltas. Miles de octavillas aparecen por Japón instando a la población a resistir hasta el último aliento. Ese día, 15 de agosto, dimite Suzuki y le reemplaza el día 17 el Príncipe Higashikuni quien pertenece a la familia Imperial y logra aplacar un poco los ánimos. El 19 de agosto llega a Manila una delegación japonesa, a petición del nuevo Mando Supremo Aliado de las fuerzas de ocupación del Japón: el General Douglas MacArthur. Regresan el 20 con las instrucciones para recibir a las tropas de ocupación.

El día 26 de agosto llegan los estadounidenses a la Bahía de Tokyo: 383 navíos sobrevolados por 1.300 aparatos; debido a la amenaza de un tifón los desembarcos no empiezan hasta el 28. 40.000 hombres al mando del General Badger desembarcan en Toteyama y Wakayama, miles de japoneses vestidos con un kimono azul oscuro se apiñan en los márgenes de las playas observándolos en silencio y con los ojos inundados de lágrimas. El 2 de septiembre de 1945 a bordo del USS Missouri llegan a las 0800 los delegados japoneses: 8 militares y 3 civiles. El nuevo Ministro de Asuntos Exteriores, Shigemitsu, encabeza la delegación Japonesa, la cual debe esperar unos minutos a la llegada del Comandante Supremo. Finalmente se estampan las firmas del Ministro de Exteriores Shigemitsu y del Ministro de la Guerra General Umezu. La guerra ha concluido y con ella toda una era en la historia del milenario Japón invicto.

Empieza la era de la reconstrucción.

Bibiliografia

"Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial", Ed. Edilibro (Madrid)

"Historia Universal", RBA Editores (Barna)

"Imágenes de la Guerra", Ediciones Rialp (Madrid)

José Miguel Fernández Gil
"Alm. Yamamoto"
alm_yamamoto@hotmail.com

s

 

[ 1939-1945 - La Segunda Guerra Mundial - Los años que cambiaron el mundo © 2002 ]